martes, 4 de mayo de 2010

De la corrección a la ultracorrección

Un hilo de agua que cae de una llave imperfecta; un hilo de agua, manso y diáfano, que gorjea toda la noche y todas las noches cerca de mi alcoba; que canta a mi soledad y en ella me acompaña; un hilo de agua: ¡qué cosa tan sencilla! Y, sin embargo, estas gotas incesantes y sonoras me han enseñado más que los libros.

Fragmento de A quién va a leer de Amado Nervo

¿Estrictamente los libros enseñan? Lo anterior es una cuestión a la que responden los lectores demandantes y críticos, vistos en últimos tiempos sólo como consumidores.

Pese a la idea particular de cada individuo, existen cuestiones rígidas dentro del contenido de los libros; el manejo del lenguaje y estilo propio, una supuesta misión educadora y la construcción de modelos a seguir.

¿Cuál es la importancia del contenido de los libros? Se puede deducir por ejemplos; los adjetivos pueden transmitir una ideología, las variedades lingüísticas expresan signos de posición social o pertenencia. En resumen, estas expresiones posibilitan la identificación.

Y en tanto unen, construyen modelos, caracterizan. Los márgenes establecidos instrumentan costumbres, representan el ambiente y el uso determinado de las ideas reflejadas en conceptos; surge entonces la identificación de la representación de la realidad compartida.

De lo anterior surge la idea de que la gramática es un instrumento práctico del idioma. Esta idea comprende la esencia de la ultracorrección; una transgresión de la propia practica enunciativa. Hasta ahora se distingue la relevancia de la corrección en el proceso editorial: la corrección de estilo.

Aunque existen diferentes críticas acerca de lo “subjetivo” que puede ser el estilo, la gramática marca una forma de uso que pese a su posible flexibilidad en la acción y reflejo social, delimita normas necesarias para el desarrollo del lenguaje.

Dentro de esta visión, la corrección gramatical se presenta como la estructura coherente de un discurso, y dar coherencia no es resultado de la ultracorrección, sino de un orden y posible organización.

La ultracorrección representa, una falta en tanto omite, aumenta o modifica las expresiones correctas, en el intento de perfeccionar los usos cotidianos y “dotarlos” de mayor relevancia gramatical.

El alma del Agua me ha hablado en la sombra —el alma santa del Agua— y yo la he oído, con recogimiento y con amor. Lo que me ha dicho está escrito en páginas que pueden compendiarse así: ser dócil, ser cristalino; esta es la ley y los profetas; y tales páginas han formado un poema

Fragmento de A quién va a leer de Amado Nervo



No hay comentarios:

Publicar un comentario